jueves, 13 de agosto de 2015

viernes, 29 de enero de 2010

Error

Cuando la muerte entra en la vida.
Cuando de a poco va poseyendo los instantes.
Va tomando silente, artera, sinuosa,
avanza corrompiendo la carne desde dentro,
consumiendo, con voraz apetito,
transformando la claudicación en victoria.

¡Ay muerte tracionera!
¡Así no se mata!
He visto tu sádica faz, enamorada…
¡La vida nunca sera tuya,
no te será dada!
Te llevas los despojos,
los retazos, la sangre regalada.
Te conformas con el dolor,
la piel marchita y aterrada.
Y te empeñas en mostrarte,
soberbia… desvergonzada…
agrandándole los ojos al que te lleva
para que no deje de verte
mientras lo acabas.

¡Muerte cobarde!
¡Muerte estúpida!
No sabes nada de la vida
¡Ni de la muerte… nada!
Muerte inútil, muerte confundida


¡Así no se mata!

viernes, 11 de diciembre de 2009

ÉL


¡Mirame!

¡Acá! A los ojos

Lo que vayas a decir

a mi pupila

Endulzate con la salvaje miel

de mi mirada

y hablale a mis ojos sin temores.


No rehuyas la vista,

¡Volvé a mirarme!

No han de dañarte

es mi promesa.


Quiero tus ojos en los míos

y adivinar en el brillo el sentimiento.

Deja que entre ellos se comprendan.


Dejate enamorar,

que ellos te hablen que

te digan de mí, de mis sentires.


¡Mirame Mujer!

Dales permiso.

Ellos sabrán

y si me miran, seguro

que yo también he de saber.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Inaccesible




Suelen abandonarme por amor…

Primero la sorpresa, luego la curiosa
tentación del “¡no puede ser!”,
después la pasión irrealizable.
Un día… o no, la confesión
y más tarde… o más temprano
el adiós.

A veces piadoso,
otras cobarde, silencioso.

Alguna voz… interna o no
da el consejo irrevocable:
¡Dejala…No es para vos!




lunes, 19 de octubre de 2009

Efectos Colaterales


Buenos Aires, Junio 6 de 2029




Mi muy estimado profesor: Espero que al recibir la presente se encuentre bien de salud. (¿Aquellas molestas ronchas ya cedieron?) Le escribo para contarle los adelantos en nuestra investigación. Sabrá usted que desde que se retiró aquel día del laboratorio con fiebre tan alta, progresamos con celeridad. Creo que se aproxima el momento del éxito. El mundo no sospecha que le entregaremos en breve la droga de la felicidad. Solo unos pocos renegados, faltos de visión, podrán discutir nuestros resultados. (¡Nunca faltan!) ¿Qué más puede pedir la humanidad que la garantía de la dicha? Algo que buscó el hombre siempre con ahínco, solo con logros parciales. Nuestra fórmula, que no demorará en su concepción definitiva, permitirá a cualquier ser humano, experimentar la sensación de completa felicidad. Aún debemos conseguir precisión en la dosis, pero el detalle pronto se subsanará. Al respecto le diré que probé en mí, la última versión y los resultados sorprendieron a todo el equipo: El período feliz aumentó en diez minutos en relación a la versión anterior. (Recuerde que en usted duró veinte minutos) y esta vez no sufrí la caída de cabello que le aconteciera a su merced. (solo las cejas en este caso). El edema de glotis solo duró unos sesenta segundos y las pústulas en la espalda no provocaron dolor agudo, sino una ligera comezón. La consabida parálisis en miembro inferior ya no persiste, sino como un vestigio que se rebela en una leve renguera. El hepatograma posterior dio casi bien: los valores que excedían en un treinta por ciento, descendieron al veinte. Bien, Doctor, como verá los progresos nos alientan a continuar. Me voy despidiendo de ud. pues un insipiente mareo me impide ver con claridad estas líneas. Sabe ud. que seguimos incansables en el intento, seguros del inminente triunfo. Agradezco desde ya, a su señora esposa, la lectura de esta carta. (Aún el equipo todo, se lamenta por la pérdida de su vista.) Espero pronto poder transmitirle la noticia tan ansiada de que nuestra maravillosa droga se encuentra distribuida entre la gente. Un cordial abrazo de su discípulo, quien, si no lo aquejara esta tremenda depresión, podría llamarse feliz por completo.


Félix Karma

lunes, 28 de septiembre de 2009

Amplexus


(Gracias Baldomero!)

Harta ya de príncipes fallidos,
de correctos y atildados caballeros…
¡Quiero mi sapo!

Verde…o negro. ¡Hermoso!
De saltones ojos picarescos
y de lengua infinita… infatigable…

Quiero mi sapo para siempre.
Que no cambie y en príncipe se torne.
Que me mire desde su altura sapa
enamorado.
Y su mirada anfibia me devore.
Me hagan suya sus obscenos ojos suplicantes
Y con sus largos dedos me aprisione.

¡Sí! ¡Quiero mi sapo!

Y si lo beso… que quede sapo.
Mi dulce y bello Bufo apasionado.
Quédate sapo vida mía.
que lo que tienes sapo, me ha ganado.

martes, 15 de septiembre de 2009

Gris

Gris la calle,
apesadumbrada y húmeda.

Gris el cielo,
encampotado y turbio.

Gris la tarde,
melancólica y fría.

Pero sonrío
Y la luz de tu recuerdo,
ilumina la calle,
las nubes se tiñen
de rosas y amarillos
Y la tarde se entibia
y se pinta
del color de tus ojos.



Apenas conserva
la melancolía
de que no estés aquí.